El matrimonio de Forrest y Gabriela en Puerto Varas, Llanquihue

Los momentos pre matrimonio fueron tranquilos y divertidos, todas mis amigas y yo en la suite principal arreglándonos entre todas (no contraté nada de maquilladores, peinadores y todas esas cosas porque para mí no valía la pena gastar en eso) y los chicos en la habitación justo abajo de nosotras haciendo lo mismo, nosotras con vino, y ellos con whisky. El fotógrafo entre medio subiendo y bajando para capturar los momentos, que ahora al revisarlos, salieron todos muy naturales, a veces hasta pasaba medio desapercibido. La verdad es que disfrutamos mucho esos momentos de intimidad con nuestros amigos, el con sus 6 acompañantes y yo con mis 6 damas de honor más amigas y familiares que iban y venían, todo esto muy distinto y nuevo para mí. Nunca pensé que me terminaría casando, y mucho menos al estilo de películas con todas mis amigas a mi lado.

Unos minutos antes de las 5.00 todos bajaron y yo me quedé en mi pieza con mi papá. Después de que entraron las damas con sus caballeros al lugar de la ceremonia, entró Forrest solito y al rato después yo con mi papá, con una de nuestras canciones de fondo favoritas, “I’m going up the country”, de Canned Heat, que le pedimos a nuestro amigo que fue a tocar para el cocktail que se la aprendiera. Nuestra ceremonia fue al aire libre, bajo la rama de un árbol y rodeados de arbustos y naturaleza. Nos casó una amiga de mi abuela que hace ceremonias alternativas, entre los 3 preparamos una ceremonia simbólica y simple, que emocionó a todos. La preparamos en español y en inglés, y le pedí a mi hermana que hablara la parte en inglés. Intentamos practicar harto antes para no ser un mar de lágrimas y emociones cuando llegara el día, creo que funcionó un poquito pero no del todo, ¡es imposible! Después del "puede besar a la novia" Forrest me levantó en sus brazos y me llevó hacia el lado opuesto donde estaba la gente, para poder tener unos minutos sólo de los dos, y bueno, el fotógrafo.

Después de la ceremonia vino el cocktail, donde nos recibieron con burbujitas, aplausos, comidita rica y alcohol. Ahí saludamos a todos, agradecimos por haber asistido, y le contamos a nuestros invitados que los recuerdos del matri eran una actividad "hágalo usted mismo" que consistía en acercarse al mesón al lado de la parrilla, calentar un timbre para madera que mandamos a hacer y timbrar los pedacitos de troncos que hicimos tipo posavasos con un estampado que decía Forrest & Gabriela. A todos les gustó harto esa parte, pero no todos lograron un estampado perfecto. En el cocktail tuvimos música en vivo, harto rock clásico.

Después, tipo 7, nos movimos a la carpa para la cena, que consistió en un buffet de ensaladas y acompañamientos y varias opciones de carnes a la parrilla. Para el bajón de media noche, cordero y mini pizzas. Estaba toda la comida muy rica, todo el mundo amó el ceviche. De a poco nos fuimos moviendo al mini escenario que tenía la carpa por el relieve natural del terreno, ¡donde no se tocó ningún reggaetón! Hasta las 3 que ya por cansancio mis amigos me convencieron que pusiera un par de canciones. Le pedimos al Dj música funky, éxitos antiguos pero que trascienden generaciones, así comenzó la fiesta con canciones antiguas en inglés y en español para que todos se sintieran con ganas de moverse un poco, ¡y funcionó bien! Los más adultos estaban fascinados con la música y los más jóvenes también. Tiré el ramo, que le llegó a las manos a una amiga que ya está comprometida, fome. Más tarde, Forrest me sacó la liga y presenciamos los empujones y caídas al suelo de sus amigos luchando por la caja de whisky que a esas alturas de la noche era un exceso, también a mi papá gritando “¡Esa es mi hija!" y mi prima al lado "¡Dale, Forrest, dale!". En algún momento cortamos la torta también, regalo de mi amiga Tali. Se preocupó de hacer una torta con forma de montaña, arbolitos, y nosotros dos con nuestras tablas de snowboard en la cima, ¡hermosa y riquísima! Y así estuvimos toda la noche hasta tipo 4.30, algunos se fueron a meter a los hot tub, no faltó el exhibicionista que se fue a meter en pelota a la tinaja de invitados que no conocía, otros siguieron comiendo y tomando al lado del fuego donde se hicieron los corderos, varios se fueron a la cama, otros se fueron a la cama pero no le achuntaron a su pieza, cero terminaron en el río por suerte y nosotros nos fuimos a nuestra pieza.

Estuvo todo hermoso, lleno de sonrisas, lágrimas de emoción, bailes, abrazos muchos abrazos, energías tan fuertes que se podían sentir en el aire, nuevas amistades, ¡conexión entre estas dos familias que nunca se habían conocido antes y ni siquiera pueden hablar el mismo idioma, amor y mucho más amor!

No es fácil organizar un matrimonio, pero cuando lo hace todo uno como pareja, fijándose en cada detalle, y tratando de hacer cada detalle algo simple pero especial, poniendo todo el amor para que la gente pueda sentirlo cuando llegue el día... vale la pena 100%

Fue un fin de semana mágico.